Qué lástima que ya no existan coches de este talante y constitución. Quizás a muy pocas personas de las que lean estas líneas, les suena el nombre Studebaker, y muchas menos, sepan más o menos, a qué o quiénes hace referencia, y de dónde proviene. Studebaker, es una empresa norteamericana fundada en 1852, que comenzó su andadura mecánica fabricando «remolques», o como ellos mismos elegantemente los llamaban, «vagones». Éstos, eran empleados en el transporte de productos manufacturados procedentes de la agricultura y la minería. Lo sorprendente de la amplísima historia de esta marca americana, es que no dieron el paso de fabricar sus propios automóviles, de la misma manera en que lo hiciera Henry Ford en 1903 con su Model A.
No, los Studebaker, decidieron crear su primer automóvil en 1902, como ¡vehículos eléctricos! 2 años más tarde y con cierto «éxito» de ventas de dichos automóviles eléctricos, la empresa Studebaker fundó una nueva filial: «Studebaker Automobile Company», encargada de fabricar coches con propulsores de combustión interna de 4 tiempos… Es así, como se fueron sucediendo una nutrida lista de vehículos con un porte y una elegancia en sus líneas, a la par que un diseño que, junto a lo mencionado, era además innovador, desde 1912 hasta el fin de sus días, en marzo de 1966. Uno de los modelos más prestigiosos, glamurosos y hermosos de contemplar de esta mítica marca estadounidense, es el President, producido desde 1927 hasta 1937.
Esta enorme y majestuosa berlina clásica, fabricada exactamente en el 1931, montaba un enorme motor de 8 cilindros en línea, cuya rumorosidad en marcha y sonido al arrancar, es algo que no puede ser descrito con palabras.
De este modelo, no hablaremos de consumos para no asustaros, pero Gabi, el propietario de esta unidad nos comentó que rondaba los 30 litros a los cien, típico de los coches americanos, aunque para pasear con un vehículo de esta categoría, y tan impresionante belleza, como lo es este Studebaker President, es algo que no nos importaría.
